lunes, 10 de diciembre de 2018

Retiro de Adviento 2018 – Clarisas, Ávila

La Parusía sobrecoge, descoloca. No es un tema que nos guste abordar, pues amamos el presente, el mundo tal como está organizado, con sus luces y sus sombras. Aun así, tratamos de abrirnos al anuncio de la segunda venida y nos detenemos en la contemplación de esa puerta hasta donde el Señor ha llegado. Donde que queda de pie, tal vez afinando el oído pos si escucha nuestros pasos distraídos al otro lado. Y hasta llama con sus nudillos esperando que le abramos, que le sentemos a nuestra mesa, que le dejemos invadir nuestra intimidad y seamos uno con Él. (Apocalipsis 3, 14-22)

El ángel irrumpe en la vida cotidiana de María con una propuesta. En realidad el ángel es portador de la más loca de las “exclusivas”. Y María, llena de dudas, sacudida por la mano del Misterio, dice “sí”. Se fía. Qué tremendo si hubiera dicho que no… Y realmente ante María “pasa un ángel” Concluye el Evangelio “Y la dejó el ángel”. ¿Cómo quedó María, cómo quedó su corazón y la estancia donde Ella antes, tan tranquila, hacía sus tareas diarias? Pues Ella ya nunca quedó sola. La Humidad entera dejó desde entonces, y para siempre, de estar sola. (Lc 1, 26-38)

Y la última lectura nos habla del Salvador que se acerca. Él viene a iluminar las tinieblas de nuestro corazón. Y es que la única forma de recuperar la confianza y de no vivir en sospecha es vivir la experiencia del amor gratuito. Así contemplamos el amor más generoso: acostado en un pesebre bajo la mirada protectora de la Virgen y de San José. Tan solo un Niño que sueña lo que son y serán nuestros propios sueños, y que es nuestro origen y nuestra esperanza. (Lc. 21, 25-28. 34-66)

Y hay comida de amistad en una hermandad de Clarisas, y pavos reales que regalan plumas en el jardín. Y ramas de pino que bucean en agua bendita para después bendecir un coche que solo desea ser compartido. Y la guarida del “hermano lobo”, de donde todo el que entra sale reconciliado y reconfortado. Y entre palabras tabú, garabatos y un "flexicoco" nos batimos en un duelo chicas/chicos. ¿Y quién gana? ¡Todos ganamos!

Imagen del Niño Jesús obra de Raul Berzosa.

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