Y en este extraño taller de fin de semana hemos aprendido a construir prójimos como si fuéramos artesanos. Como actores hemos interpretado papeles tan diversos como el de un hombre tendido en el camino de bajada a Jericó, un levita, un samaritano, o un posadero. Que no nos confunda la idea de “taller”, ni de “interpretar papeles”; el Espíritu nos ha alentado a profundizar en cada una de nuestras tareas, nada es superficial ni accidental porque todo está inspirado por Dios. Todo tiene un sentido en el hoy, y lo tendrá en el mañana porque ya es parte de nuestro camino, y no dejamos las zapatillas a la puerta, ni tenemos la necesidad de equiparnos en Decathlon... vamos bien pertrechados por los dones del Espíritu.
Cada uno habrá sido tocado por un mensaje diferente, pero parece que hay una llama común que nos quiere encender para que seamos misericordiosos, para que compartamos parte de la misericordia que el Padre ha derramado gratuita y abundantemente sobre nosotros.
Gracias a Raúl y a Gaspar por guiarnos, por dar un nuevo contenido a palabras que ahora resonarán diferentes a nuestros oídos: denarios, aceite, vino, Jericó, Jerusalén, cabalgadura… Gracias también a la comunidad de monjes del monasterio por acoger nuestra humilde historia personal y permitir que engrose un poquito la sólida historia de aquellos muros siempre abiertos. BCM
No hay comentarios:
Publicar un comentario